Feminismo en el siglo XXI: avances y desafíos actuales

Feminismo en el siglo XXI: avances y desafíos actuales

El feminismo en el siglo XXI ha alcanzado importantes logros en la lucha por la igualdad de género, pero aún enfrenta desafíos significativos que requieren atención y acción continua. A medida que nos adentramos en 2025, es fundamental analizar tanto los avances como los obstáculos, con el fin de construir un movimiento más inclusivo, fuerte y sostenible. En esta entrada, hablamos de los avances recientes, los desafíos que persisten y el papel crucial de la cultura en la visibilización y la búsqueda de justicia simbólica.

Avances del feminismo en el siglo XXI.

Participación política.

Uno de los mayores logros del feminismo ha sido el aumento de la participación política de las mujeres, esto se extiende a la presencia en el propio tejido asociativo. Durante décadas, las mujeres enfrentaron barreras estructurales y culturales que limitaban su acceso a cargos de decisión o lugares de relevancia. Sin embargo, el siglo XXI ha sido testigo de avances significativos gracias a legislaciones como las leyes de paridad de género, producto de luchas de gran trascendencia en diversos puntos del mundo.

En América Latina, México y Bolivia muestran congresos que cuentan con más del 50% de representación femenina. Estas cifras son un testimonio del impacto de las políticas diseñadas para garantizar la igualdad en el acceso a cargos públicos, pero también de una movilización de las organizaciones con proyecto feminista. En España, la Ley Orgánica 3/2024 asegura la paridad en la representación política, consolidando al país como un escenario de referencia en la lucha por la equidad.

 

A pesar de estos avances, persisten grandes dramas, con énfasis en la violencia de género, que es una forma específica de represión política.

 

En todas partes, mujeres políticas son objeto de acoso y agresiones, tanto en primera línea como fuera de ella. Este tipo de violencia no solo busca deslegitimar a las mujeres en el poder, sino también desalentar su participación. Por ello, es fundamental implementar medidas que protejan a las mujeres en espacios políticos y fomenten un entorno seguro e inclusivo. Esto es un proceso que demanda cambios también a nivel cultural.

Derechos reproductivos.

Se han reconocido y protegido los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres en numerosos países, aunque persisten debates y resistencias en algunos sectores. Activistas como Julieta Martínez enfatizan la urgencia de priorizar estos derechos como una cuestión de justicia fundamental.

Visibilidad de la violencia de género.

Cómo combatir la violencia de género en 2025

Otro avance destacado es la visibilización de la violencia de género como un problema global. Movimientos como #MeToo y #NiUnaMenos han sacado a la luz la magnitud de esta problemática, impulsando cambios sociales y legislativos.

En países como Argentina, Ni Una Menos logró que la violencia de género se reconociera como una “cuestión de importancia nacional”, movilización y sensibilización (a pesar del retroceso en la materia que ha significado el gobierno de Milei). En España, aunque se han registrado importantes avances, las cifras siguen siendo alarmantes: en 2024, 47 mujeres fueron víctimas de feminicidio.

Esto resalta la necesidad de reforzar las medidas preventivas y de protección, pero también trabajar por generar un mayor rechazo social y la transformación de las condiciones estructurales (socioculturales y políticas) que facultan el asesinato de mujeres.

La tecnología también ha sido una aliada en esta lucha. Aplicaciones móviles y líneas de atención han permitido que más mujeres accedan a ayuda inmediata. Sin embargo, la necesidad radica en garantizar que estas herramientas lleguen a las comunidades más vulnerables y que las denuncias sean atendidas con celeridad y justicia.

Desafíos del feminismo en 2025.

Violencia de género.

A pesar de los esfuerzos globales, la violencia de género persiste como uno de los mayores desafíos del feminismo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 35% de las mujeres han experimentado alguna forma de violencia física o sexual. Este problema no es solo un reflejo de conductas individuales, sino una consecuencia de desigualdades estructurales profundamente arraigadas.

En 2025, el feminismo enfrenta el reto de abordar no solo los actos de violencia, sino también las narrativas culturales que los perpetúan (en esto la producción cultural actúa como principal aliada). La educación en igualdad y la transformación de estereotipos de género son fundamentales para desmantelar estas dinámicas.

Por otro lado, la violencia de género en contextos laborales es una preocupación creciente. En sectores tradicionalmente dominados por hombres, como la industria petrolera, las mujeres enfrentan agresiones específicas que buscan excluirlas de esos espacios. La historia de Dibett Quintana, dirigente sindical en Colombia, es un ejemplo emblemático. Secuestrada, torturada y amenazada de muerte, Quintana enfrentó no solo a una industria machista, sino también a actores armados que utilizan la violencia para perpetuar la desigualdad.

La literatura y el arte han demostrado ser herramientas poderosas para visibilizar estas realidades. La obra Emancipación es nombre de mujer, publicada por Kercentral Magazine, noveliza la experiencia de Quintana y rinde homenaje a su valentía. Este tipo de proyectos culturales no solo conservan la memoria, sino que también educan a la sociedad y promueven la justicia simbólica.

Brecha salarial y económica.

Las mujeres continúan enfrentando desigualdades salariales y limitaciones en el acceso a oportunidades económicas. La Coordinadora Feminista d'Elx señala la necesidad de eliminar la brecha salarial como una prioridad en la agenda feminista.

Diversidad e inclusión.

El feminismo del siglo XXI enfrenta la necesidad de ser un movimiento inclusivo que represente a mujeres de todas las identidades, orientaciones sexuales, etnias y clases sociales. Por ejemplo, en América Latina, las mujeres indígenas, afrodescendientes y de comunidades rurales suelen quedar al margen de las discusiones globales, a pesar de ser algunas de las más afectadas por las desigualdades. Es España, el feminismo es una estructuración política de impacto psicosocial que enfrenta durísimas dialécticas frente a una ultraderecha negacionista, esto demanda conquistar espacios y ganar batallas de relato.

El papel de la cultura y las editoriales independientes.

Mujeres por la igualdad de género en el siglo XXI

Las editoriales independientes desempeñan un rol crucial en la difusión de historias y experiencias que visibilizan las luchas feministas y contribuyen a la justicia simbólica. Proyectos culturales que conservan la memoria y promueven la equidad de género son fundamentales para el avance del movimiento.

Kercentral Magazine tiene entre sus aportes la obra Emancipación es nombre de mujer. Las editoriales con una línea de trabajo feminista se distinguen por publicar obras que abordan temas relacionados con la igualdad de género, el feminismo y la diversidad y la violencia, contribuyendo así a la visibilidad y empoderamiento de las mujeres en la sociedad y la literatura.

El feminismo en el siglo XXI ha logrado avances significativos en la lucha por la igualdad de género, pero aún tiene un largo camino. La participación política de las mujeres, la visibilización de la violencia de género y la promoción de la diversidad e inclusión son áreas donde se han logrado grandes progresos, pero también donde persisten obstáculos importantes.

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